El sector Ribera Baja de El Prat de Llobregat se caracteriza por su baja densidad, así como por la carencia de una estructura urbana definida. Esa situación de relativo aislamiento y falta de referencias es el punto de partida del proyecto: colonizando un solar trapezoidal, la manzana de viviendas sociales se concibe como una pieza autónoma respecto al resto de edificaciones vecinas, a la espera de jugar un papel destacado en la ordenación de la rambla del nuevo polígono residencial. 

El volumen, conformado como una crujía regular que se ajusta a los bordes del solar, se rompe en uno de los laterales para dar paso a un patio interior desde el que se accede a todas las viviendas, como alternativa a las calles perimetrales con una sola fachada edificada. Asumiendo una condición casi urbana, esta gran superficie se trata como una plaza dura, animada mediante el despiece de los pavimentos y la vegetación plantada en hileras. Su división en dos planos ligeramente inclinados facilita el control visual del conjunto y permite salvar el desnivel de un metro respecto a la plataforma sobre la que se asienta la zona de viviendas en planta baja, correspondiente a las calles Karl Marx y Federica Montseny. 

La estricta geometría y ordenación del bloque, con 129 viviendas pasantes, se prolonga en la organización de la planta, que concentra la estructura portante en la fachada y en el núcleo central de instalaciones, para facilitar la flexibilidad en la distribución de la tabiquería. Esta banda de servicios permite la división de cada unidad en una zona de día, que se prolonga hacia el exterior mediante galerías en voladizo, y otra de noche. En los exteriores también se refleja esa partición funcional: mientras la zona de estar y comedor ofrece una imagen dinámica gracias al uso de celosías que se deslizan a gusto de los inquilinos para facilitar la privacidad y protección solar de los interiores, las fachadas de las habitaciones son fruto de una composición regular y uniforme basada en la repetición de un único hueco...[+]