La construcción de ciertos equipamientos en zonas de guerra suscita cuestiones como la necesidad de fortalecer los lazos sociales mediante actividades y espacios que puedan estimular el crecimiento de la comunidad. Es con este espíritu que la Fundación Maria Grazia Cutuli ha impulsado la creación de esta escuela en las cercanías de Herat. En el año 2001, la periodista italiana que da nombre a la fundación fue asesinada en Afganistán, junto a otros tres periodistas, por un grupo de hombres armados. Diez años más tarde, este colegio pretende constituir un ‘símbolo de paz’, además de una alternativa a los modelos habituales en los escenarios de reconstrucción posconflicto.

El edificio se encuentra en un paisaje árido caracterizado por los tonos ocres del terreno, y el verdor puntual de los campos de labranza. Las pocas construcciones que destacan en este territorio polvoriento y plano parecen islas introvertidas rodeadas por muros. Este entorno era un lugar propicio para la construcción de un colegio, pues hasta la fecha los niños utilizaban espacios precarios para la docencia, como establos.

El edificio se compone de una distribución aparentemente aleatoria de módulos, en los que se organizan las ocho clases, la biblioteca y los espacios de administración y de personal. Tanto los espacios interiores como los exteriores contribuyen a la creación del entorno educativo, y así, entre las construcciones se organizan pequeños espacios recogidos en los que los niños pueden jugar y descansar bajo la sombra de los cincuenta árboles que se han plantado. El patio principal, abrazado por el edificio, se configura como el espacio de encuentro más importante, y desde él se llega a los pequeños huertos, donde los niños aprenderán las labores del campo. Por su parte, la biblioteca es el único módulo que se eleva dos plantas, lo que hace que sobresalga por encima de los muros perimetrales, con el simbolismo que supone la elevación del saber sobre el resto de los usos. Los grandes ventanales de su planta baja le confieren un carácter de espacio abierto y la relacionan con el jardín colindante, y las estanterías, que cubren los muros superiores, se ven interrumpidas tan sólo por pequeñas ventanas y son accesibles mediante unas escaleras y una galería metálicas de un intenso color rojo. El edificio cuenta con una estructura de hormigón revestida con ladrillos producidos en las proximidades y pintados en una gama de azules que lo hacen destacar en el paisaje. Tanto los materiales como las técnicas utilizadas provienen de la tradición local, del mismo modo que los trabajadores fueron también afganos.


Cliente Client

Fondazione Maria Grazia Cutuli

Arquitectos Architects

2A+P/A, IaN+, ma0, Mario Cutuli

Colaboradores Collaborators

Gianfranco Bombaci, Matteo Costanzo, Valeria Bartolacci, Antonino Crea, Domenica Fiorini, Maxim Mangold, Valentina Morelli, Consuelo Nunez Ciuffa; Carmelo Baglivo, Luca Galofaro, Stefania Manna, Juliette Dubroca, Simone Lapenta; Massimo Ciuffini, Ketty Di Tardo, Alberto Iacovoni, Luca La Torre, Manfredi Mazziotta; Mario Cutuli, Marco Bordone

Consultores Consultants

Studio Croci (estructura structure); Ong GVC (botánica botanic);

Contratista Contractor

Behsazan Sharq Building & Construction

Fotos Photos

Maria Grazia Cutuli Foundation; Giovanna Silva