Esta escuela y centro de formación se sitúa en el distrito de Batticaloa, una de las zonas de Sri Lanka más afectadas por el tsunami de 2004 y la pertinaz guerra civil. El programa se fragmenta y se distribuye en una serie de pequeños pabellones que, siguiendo una traza pentagonal, se organizan en torno a un patio interior; una disposición que tiene un doble objetivo: por un lado, definir un edificio claramente diferenciado de su entorno natural genérico; y por el otro, producir un «momento urbano» y de carácter abierto que fomente el intercambio entre los usuarios, además de crear un referencia espacial muy clara.

Construido con mano de obra local, el edificio incorpora, adoptándolas al lenguaje contemporáneo, las lecciones de la arquitectura vernácula, como el uso de muros de adobe, celosías muy permeables y cubiertas ventiladas: todos ellos elementos que, merced al sombreamiento y la ventilación natural, permiten hacer frente de manera pasiva al clima tropical propio del enclave.