A través de una estructura de gran capacidad, y gracias a la participación de la Escuela de Arquitectura, Ciudad y Paisaje de Nantes, el proyecto inventa un dispositivo capaz de crear un conjunto de situaciones ricas y diversas. Tres forjados de hormigón, en su mayor parte abiertos, a 9, 16 y 23 metros sobre el nivel natural del suelo se conectan por una rampa exterior de suave pendiente que envuelve el edificio y pone progresivamente en contacto el suelo de la ciudad y su cielo.

Una estructura ligera y ordenada de hormigón armado divide la altura en los niveles principales y aloja el programa de universidad en espacios generosos, formando un sistema constructivo que favorece una futura extensión o evolución. Este programa se asocia a amplios volúmenes en doble altura que siempre tienen una función variable. Se protegen con fachadas transparentes que captan la radiación solar y sirven para la adecuada climatización interior. A iniciativa de estudiantes, profesores o invitados, estos espacios pueden convertirse en lugares de apropiación, eventos y programas diversos. Como una herramienta pedagógica, el proyecto cuestiona la práctica tradicional en la enseñanza de la arquitectura, así como sus normas, las tecnologías y los distintos procesos de desarrollo de la misma.