En un contexto urbano en desarrollo, el polo universitario forma un islote denso delimitado perimetralmente por la normativa de alineación de fachadas. Se desarrollan cuatro edificaciones alrededor de una plaza, con pasajes y patios interiores a distintos niveles. Cada inmueble alberga un departamento a partir de la segunda planta mientras que los servicios comunes y el restaurante ocupan las plantas baja y primera. La estructura se realiza con elementos prefabricados de hormigón bruto: pilares, vigas y losas de grandes luces que constituyen un sistema constructivo rápido y económico.

Las fachadas, completamente acristaladas, ofrecen amplias vistas sobre la ciudad y aportan iluminación natural que se controla y regula mediante estores exteriores que, además, contribuyen al bienestar térmico del edificio. Unos balcones corridos permiten salir a tomar el aire y limpiar los cerramientos de vidrio. Además se plantan 600 rosales decorativos que representan una distracción delicada para los usuarios y habitantes del barrio y recuerdan el carisma de los pequeños jardines de las échoppes bordelaises —pequeñas tiendas o puestos tradicionales de Burdeos—. En definitiva, otra forma de confort referente a la calidad del espacio, a la ventilación, a la luz y al clima y sus estaciones.