La posición prevista para el Edificio Expo dentro del proyecto del Parque Metropolitano del Agua hace que sobre éste recaiga la responsabilidad de constituir la esquina sur-oriental y, por tanto, de iniciar la secuencia que, hacia el norte, definen los edificios previstos en el proyecto del Parque. La configuración propuesta atiende, en consecuencia, a estos requisitos urbanísticos y a las precisas determinaciones establecidas en el planeamiento tanto en cuanto a volumetría como a ocupación.

El proyecto se configura por la yuxtaposición de dos volúmenes prismáticos: un primer cuerpo horizontal, correspondiente al conjunto de la planta baja, y deslizándose sobre éste, un segundo cuerpo que engloba cuatro plantas alzadas y el volumen virtual de la cubierta. Una planta de sótano, con acceso rodado desde la zona prevista en el proyecto del Parque, ocupa gran parte de la parcela, destinándose a aparcamiento en su uso posterior a la Expo.

En la intersección entre ambas piezas se sitúa el acceso principal al edificio, a través de un patio abierto que, como espacio previo, penetra en el volumen general de la planta baja. En el centro de prensa, localizado en el prisma apaisado de planta baja, se dispone transversalmente un patio interior que permite organizar las circulaciones y conectar con la terraza ajardinada de planta primera. 

El carácter abierto del programa de necesidades planteado lleva a que la propuesta haga hincapié en su condición diáfana y sistemática, con componentes modulares —ya sean elementos estructurales, sistemas de cerramiento de fachada, de compartimentación, techos o suelos técnicos—, que permitan fácilmente operaciones de adaptación y ajuste durante el desarrollo de la Expo o en su uso posterior como edificio disponible para oficinas.

El volumen vertical de cuatro plantas, que constituye el elemento de referencia del conjunto, está en gran medida caracterizado por su vuelo respecto al cuerpo inferior —que le proporciona un cierto grado de autonomía— y por su doble piel vítrea formada por un muro cortina interior y por una envolvente móvil de lamas de vidrio dispuesta en el límite de la pasarela perimetral que rodea cada una de la plantas. A las cualidades de control térmico y acústico que plantea este sistema de fachada se añade su papel a la hora de dotar al edificio de una condición cambiante y facetada en función del juego de reflejos producido por la diferente incidencia de la luz solar. Se consigue así, a pesar de su estricta condición volumétrica, una percepción singular del edificio que se refuerza con la distancia. 

En el interior, este volumen cuenta con un núcleo central de comunicaciones, instalaciones y servicios que favorece una organización flexible de las diferentes plantas...
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