A pesar de ser una inversión privada, el proyecto tiene un fuerte carácter social. Además de un hotel, incluye espacios públicos que conectan el municipio de Bürchen con el nuevo complejo turístico. En una primera fase, ya completada, se construyen dos bancos ensamblados a partir de piezas macizas de madera procedente de la industria local. Este nodo urbano funcionará como charnela entre el pueblo y el complejo hotelero, todavía en fase de diseño.

El proyecto se convierte en un motor económico para la región, persiguiendo el difícil equilibrio entre la explotación turística y la conservación del entorno rural. Los edificios se mimetizan con el paisaje gracias a la elección de materiales y a la integración de los volúmenes en la topografía, de manera que no se interrumpen las vistas panorámicas hacia las montañas. Un recorrido continuo —que se comprime en los caminos y se dilata en las plazas— enlaza los diferentes ámbitos del programa, formado por un mercado, un balneario, un gimnasio, restaurantes, salas de conferencias, un mirador y un lago. Además de los servicios comunes, el complejo incluye una gran variedad de espacios residenciales que van desde habitaciones de hotel, apartamentos hasta casas individuales que reinterpretan las construcciones agrícolas tradicionales.