Este edificio funciona como centro educativo de formación profesional y como espacio comunitario en el pueblo de Oudong, a las afueras de la capital camboyana, Phnom Penh. Su objetivo es facilitar a las familias pobres el conseguir una educación que les permita ganar su propio sustento. La comunidad Sra Pou es una de las más postergadas del país, hasta el punto de que sus miembros han sido expulsados en ocasiones de sus viviendas precarias en las ciudades, siendo obligados a restablecerse en terrenos rurales. En este caso, los habitantes carecían de infraestructuras básicas, de unos ingresos estables y de un entorno construido digno. Así las cosas, la formación profesional que proporciona una ONG en la escuela contribuye a que sus alumnos puedan iniciar y mantener nuevos negocios de manera sostenible. Por otro lado, es importante también la faceta comunitaria del equipamiento, por cuanto facilita un espacio de reuniones para los miembros de la comunidad y favorece así la toma de decisiones democrática.

Diseñada por dos jóvenes arquitectos finlandeses, la escuela era parte de un curso de la Universidad Aalto, pero gracias a la colaboración de la ONG Ukumbi y al apoyo tanto de la comunidad Sra Pou como de varios donantes, el proyecto se convirtió en realidad. Para llevar a cabo la construcción, se utilizó la fuerza de trabajo local y las técnicas y materiales a los que estos trabajadores estaban acostumbrados. El objetivo principal de este enfoque era que los obreros aprendieran a sacar el mayor partido de los materiales que estaban a su disposición, para que pudieran aplicar esos conocimientos a la construcción de otros edificios en el futuro. Para la fabricación de los bloques que componen los muros de la escuela se mezcló la tierra local, de un intenso color rojo, con arena, paja, cemento y agua. El material resultante se compactó y modeló en forma de bloques que se dejaron secar al sol, evitando procesos más intensivos energéticamente, y por tanto más caros. Toda la escuela se construyó a mano, sin utilizar máquinas o elementos prefabricados. La reducción de costes derivada permitió que se contratara a mucha gente de la comunidad, y permitió que las técnicas utilizadas fueran sencillas y transmisibles. Entre algunos de los bloques se dejaron huecos para favorecer tanto la iluminación del interior como la ventilación de los espacios. Por su parte, el espacio comunitario se encuentra al aire libre pero protegido con una cubierta ligera, y está caracterizado por las coloridas puertas que lo separan del interior y que, fabricadas a la manera tradicional, dotan al edificio de un aspecto alegre.