Centro cultural y auditorio del Kursaal, San Sebastián (en proyecto)
Rafael Moneo 

Centro cultural y auditorio del Kursaal, San Sebastián (en proyecto)

Rafael Moneo 


Decir que la belleza de San Sebastián se debe en buena medida al medio, al paisaje, es ya un lugar común. Pocas ciudades disfrutan de unas condicio­nes naturales más favorables. El Cantábrico se re­mansa en la playa de la Concha, y en un reducido tramo de costa se producen todos aquellos acciden­tes geográficos que figuran en los manuales: bahías, islas, playas, rías, montes.

El solar del Kursaal es todavía hoy un accidente geográfico, y es crucial que lo siga siendo. Por ello la propuesta para el conjunto cultural que el Ayun­tamiento de la ciudad se propone edificar en él fue sencilla: no debía construirse un edificio que des­truyera la presencia del río Urumea. Era, pues, preciso construir de un modo compacto, estricto, y de ahí que tan sólo el auditorio y la sala de congre­sos, piezas clave del conjunto, se manifiesten como volúmenes autónomos, exentos, como si fueran dos rocas que hubieran quedado varadas en la desem­bocadura del río y no pertenecieran a la ciudad, sino que formaran parte del paisaje. Las salas de exposi­ciones, de reuniones, los restaurantes, etcétera, que­darán contenidos bajo la plataforma que ofrece el debido asiento al protagonismo que se quiere dar a las masas cúbicas del auditorio y de la sala de congresos. La plataforma queda abierta al paseo de la Zurrióla, donde se produce un generoso espacio abierto en el que coinciden el acceso al auditorio, a la sala de congresos, a las salas de reuniones y a las salas de exposiciones. A este espacio abierto van a parar también las escaleras procedentes del aparcamiento y en él se sitúan asimismo la oficina de información y las taquillas. Se considera crucial este espacio, dado que en él se produce el encuentro entre el citado conjunto y la ciudad.

La primera ‘roca varada’, la que contiene el auditorio, es un volumen prismático de 60 x 48 x 27 metros, dinamizado por una ligera inclinación hacia el mar a fin de realzar ese carácter de ‘accidente casi-geográfico’ que se pretende dar a las construc­ciones. El edificio se resuelve con una estructura metálica que da lugar a la formación de una doble pared plementada, interior y exteriormente, con blo­ques de vidrio que garantizarán tanto la estanqueidad como el acondicionamiento. Se produce de esta forma un espacio interior neutro y luminoso, cuyo único contacto con el exterior son las espectaculares ventanas del vestíbulo abiertas sobre el mar.

En el exterior, los bloque de vidrio harán del volumen una masa densa, opaca y, sin embargo, cambiante durante el día, mientras que por la noche se transformará en una fuente de luz atractiva y misteriosa. En el interior del prisma de vidrio queda flotando, inscrito asimétricamente, el volumen del auditorio propiamente dicho. La asimetría hace que el espacio del vestíbulo oriente inconscientemente los pasos de los espectadores hacia el nivel más alto, desde el que se contemplará el monte Urgull y el mar en toda su grandeza al fondo.

En el contorno de la planta baja se disponen los servicios complementarios, en tanto que los aseos quedan en una posición más centrada. El hecho de que el auditorio se produzca como un volumen exento garantiza la libre circulación en torno a él y facilita el acceso. Esto es posible porque los músi­cos y todos los servicios han quedado emplazados en la planta baja. A los niveles más altos se accede mediante escaleras, ascensores y rampas en torno al auditorio, con lo que se garantiza la fluidez.

En cuanto al tipo de auditorio, la solución insiste en la línea que los técnicos en acústica tienen por mejor: un auditorio sensiblemente rectangular, con dimensiones próximas al doble cuadrado en su re­lación largo/ancho, con techos planos y alturas que garanticen un volumen aproximado a diez metros cúbicos por espectador. La novedad de éste radica en la continuidad de la sala: a cualquier localidad se puede acceder desde cualquiera de la puertas.

Con parecidos criterios en lo que se refiere a composición y estructura se ha proyectado la sala de congresos, que queda inscrita en un prisma, también ligeramente inclinado, de 42 x 36 x 24 metros. La asimetría es aquí menos evidente, pero las vistas desde el vestíbulo, con el monte Ulía y el mar al fondo, siguen siendo espectaculares.

Una última consideración acerca de los espacios exteriores, de las plataformas, del paseo: la nueva construcción será un episodio de primer orden en el siempre sorprendente y bellísimo recorrido entre los montes Ulía e Igueldo. Por ello se han respetado las dimensiones de la calzada pavimentada, si bien la importancia del centro cultural hace aconsejable la entera remodelación del sector. En esta propuesta, las plataformas se entienden como espacios públi­cos, abiertos, que podrían tener un impacto definitivo en la estructura urbana del barrio de Gros, al establecerse desde ellas un hermoso encuentro entre éste, el mar y el paisaje de la costa...[+]


Cliente Client
Ayuntamiento de San Sebastián San Sebastián City Hall.

Colaboradores Collaborators
Luis Rojo (concurso y proyecto competition and project); Jan Kleihues y Eduardo Belzunce (proyecto básico basic project); Jeff Inaba, Andrew Borges, Barry Price, Ezra Gould, Collette Creppel, Nancy Cheng y Albert Ho (concurso competition).

Maquetistas Modelmakers
Juan de Dios Hernández y Jesús Rey.

Consultores Consultants
Javier Manterola (estructuras structural); J&G Asociados (asesoría técnica technical).

Fotos Photographer
Lluís Casals.