Casa Robie, Chicago

Frank Lloyd Wright 


La casa Robie marca el fin de toda una etapa en la trayectoria profesional y vital de Wright. Sólo con las obras construidas en las dos décadas a caballo de 1900 ya habría pasado a la historia como un gran arquitecto; afortunadamente, aún le quedabas fuerzas e ideas para cincuenta años más.

Cuando decidió construir su casa, Frederick Robie era un joven y brillante ingeniero que a sus 33 años ya presidía una empresa de fabricación de bicicletas. Tenía las ideas muy claras, y todos los caminos le llevaban a Wright. Quería una casa a prueba de incendios, sin habitaciones como cajas y sin veleidades de decorador: una casa que funcionara como una buena máquina. Wright encontró la ocasión para hacer otra de sus obras maestras.

Las ideas plasmadas en sus propuestas para el Ladies’ Home Journal, las famosas ‘casas de la pradera’, alcanzaron en la Robie su más consumada expresión: composición predominantemente horizontal, extensos aleros en voladizo y un sólido núcleo vertical de chimeneas y escaleras que anclaba el edificio al terreno. Ni el sobrenombre que le pusieron sus vecinos, the battleship (el barco de guerra), ni el que le dieron en Alemania, der Dampfer (el barco de vapor), tuvieron el éxito de los de otras obras posteriores.

El programa de esta amplia vivienda unifamiliar se reparte en tres plantas sin sótano. En la baja se encuentran, además del vestíbulo, una sala de juegos, otra de billar y los locales de instalaciones; la principal está dominada por un extenso cuerpo longitudinal que alberga el salón y el comedor, separados por la masa de las chimeneas, a lo que se añade otro bloque posterior con cocina y cuartos de servicio; el tercer nivel reúne los dormitorios en una disposición compacta de torre-belvedere.

Todo ello se refleja al exterior en un volumen complejo y articulado, de abstractas superficies de ladrillo enmarcadas por piezas de hormigón, secuencias de ventanas de suelo a techo, y amplias cubiertas de muy poca pendiente.

Wright también diseñó todo el mobiliario en su característico estilo de líneas rectas, con sillas de altos respaldos y sólidas mesas de geometría cúbica, muy en la línea de lo que en Europa estaban haciendo Mackintosh y Hoffmann.

Protegida también por el AIA, la casa Robie es hoy un monumento nacional, propiedad de la Universidad de Chicago, que ha instalado allí la oficina de antiguos alumnos.

En 1909, Wright dejó a su mujer y sus seis hijos y se marchó a Europa con la esposa de otro de sus Chentes: le construyó una casa, pero destruyó su hogar...[+]


Apertura
Detalle de las vidrieras del salón.

Fotos
Fundación Frank Lloyd Wright, Paul Rocheleau.