En la población de Casas de Alcanar, al sur del delta del Ebro, en una rica zona agrícola donde los campos de cultivo se extienden hasta tocar el mar, se ubica, perpendicular a la costa, una singular parcela de 250 metros de longitud y 18 metros de anchura, que discurre desde la playa hasta un fondo colonizado por antiguas ruinas, cañas y limoneros. Un paseo animado por un palmeral de sesenta palmeras Washingtonia, perfectamente alineadas trazando una rígida retícula, conduce desde la arena hasta la casa. La disciplinada geometría ortogonal se rompe deliberadamente al llegar a la vivienda, donde se produce una descomposición volumétrica que atiende a las condiciones de paisaje, de construcción y de luz sugeridas en un cuadro de Pablo Picasso pintado en aquella zona, conservado en el museo que lleva el nombre del artista en París.

La casa se alza sobre una plataforma elevada setenta centímetros sobre el terreno natural inundable. Sobre ella apoyan tres pequeños volúmenes de forma irregular en planta y sección, articulados minuciosamente en torno a un vacío, que entablan un estudiado diálogo por medio de fugas visuales. El vacío central se convierte así en el espacio principal de la vivienda; un espacio tenso conformado geométricamente en su parte superior por los cuerpos opacos altos de los diferentes pabellones. Desde el plano del suelo hasta la altura de 2,10 metros se concibe como un lugar continuo que relaciona las distintas habitaciones interiores en sombra con las visiones del mar, el fondo vegetal y las zonas de estancia sobre la plataforma.

Se elige una construcción sencilla con materiales económicos que juegan un papel importante en la imagen final de la vivienda al quedar vistos en muchas de las superficies. Los muros se realizan con bloque de hormigón o con ladrillos cerámicos tipo gero cuyo acabado rayado se combina con la textura lisa del enlucido de yeso. En la cubierta se utilizan losetas especiales de hormigón blanco que consiguen dar a los volúmenes una aspecto monolítico y abstracto al que también contribuye la apertura de profundos huecos que parecen haber sido recortados sobre una pieza maciza. Del mismo modo, el plano sobre el que apoya la casa, que aparenta flotar sobre el terreno, se cubre con un pavimento de losas de hormigón gris claro, prefabricadas con moldes de goma que recogen la textura del tablero de madera que, además de contrastar con el pavimento continuo de hormigón del interior de la vivienda, consigue independizar visualmente cada uno de los tres cuerpos, simulando esculturas erigidas sobre un pedestal... [+]