Casa Mediterráneo, Alicante
Manuel Ocaña 

Casa Mediterráneo, Alicante

Manuel Ocaña 


Casa Mediterráneo es un consorcio público, promovido por el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Agencia Española de Cooperación Internacional, con la colaboración de la Generalitat Valenciana y los ayuntamientos de Alicante y Benidorm, cuyo fin es impulsar las relaciones de España con los países mediterráneos. La institución necesitaba una sede con espacios para la celebración de eventos y actividades culturales, y con ese objetivo se celebró en 2010 un concurso que planteaba la rehabilitación de la antigua estación de Benalúa, un emblemático edificio situado en la entrada sur de Alicante, inaugurado en 1888 y que ha permanecido cerca de cuarenta años en desuso y abandono tras la salida del último tren comercial en el año 1974. La propuesta ganadora de la convocatoria, presentada bajo el lema ‘Malditos modernos’, se ha desarrollado hasta ahora en dos de sus tres fases, lo que permite su uso como sede de la institución, con programa de oficinas y de espacios multiusos.

El proyecto plantea una nueva forma de recuperación de edificios históricos, y propone una actuación radical y al mismo tiempo pensada para los ciudadanos, y que además resulte económicamente viable. 

El proyecto parte de un examen detallado del edificio, para detectar los elementos de valor existentes y distinguirlos de aquellos susceptibles de ser eliminados, y propone una intervención basada en incorporar a los espacios interiores nuevas propiedades. Así, el antiguo andén de viajeros, un espacio longitudinal de 1.500 metros cuadrados, oscuro y oxidado, se convierte en el corazón del nuevo edificio, transformado a través de la luz mediterránea y de una serie de intervenciones, en un espacio totalmente diferente. Una cubierta traslúcida de color azul Klein, los muros teñidos de blanco y una celosía de aros de aluminio lo convierten en un mar de sombras azules.

La intervención persigue dotar de nuevas propiedades los espacios; la cubierta azul traslúcida, las celosías de aluminio o un ventilador de siete metros de diámetro, consiguen transformar  el carácter del espacio  principal del edificio. 

Unos pequeños pabellones dispuestos en las naves perimetrales, equipados y climatizados, albergan los usos más convencionales del programa, lo que permite disfrutar y entender la estructura y los espacios del edificio original, y al mismo tiempo minimizar el volumen a climatizar, que queda reducido a 353 m3 —distribuidos en cinco módulos de oficinas acristalados de 70.75 m3 cada uno—. El resto del volumen no está climatizado; se trata de espacios cubiertos y cerrados, pero sin carpinterías, y están constantemente ventilados de forma natural. En estos espacios los suelos son de tierra compactada y la jardinería está instalada en tiestos de cerámica esmaltada.

En las naves perimetrales al gran espacio principal azul se disponen una serie de pabellones de oficinas climatizados; el resto del volumen queda cubierto y cerrado, pero sin climatizar, y ventilado de forma natural.

El resultado de la intervención es un nuevo modelo de ocupación y transformación de edificios históricos. Un nuevo modelo donde los viejos edificios pasan a empatizar con los ciudadanos encendiendo la memoria sin servidumbres a la nostalgia.

Forma la cubierta una celosía de aros metálicos electrosoldados sobre una malla tubular, una estructura romboidal complementada con placas de policarbonato macizo azul o blanco, y teja cerámica esmaltada sobre tablero en las naves laterales.


Cliente Client

Casa Mediterráneo

Arquitecto Architect

Manuel Ocaña del Valle

Colaboradores Collaborators

Miguel Molins Jiménez, Karolina Kurzak, Adriana Cepeda, Paloma Montoro, María Ortiz-Muyo, BeDV Arquitectos, Yolanda Herranz

Superficie construida Floor area

3.100 m2

Presupuesto Budget

2.500.000 euros

Fotos Photos

David Frutos