La región del Maresme comprende un conjunto de treinta municipios en una franja de territorio que va desde la ciudad de Barcelona al sur hasta Lloret del Mar al norte, ocupando las laderas de la sierra del litoral y descendiendo hasta la costa, donde se suceden los núcleos más turísticos. En el municipio de Premià de Dalt, y en un entorno en el que las numerosas urbanizaciones dan paso a los bosques de coníferas, se levanta una vivienda unifamiliar que disfruta de amplias vistas sobre la capital y sobre los pueblos de la comarca, con el mar Mediterráneo como telón de fondo.

La parcela posee una pronunciada pendiente que condiciona la disposición de la casa: ésta deja intacta la primera línea de pinos, paralela a la calle de acceso, y se adapta a la topografía en diferentes niveles mediante una sucesión de pliegues que siguen la morfología de las curvas de nivel. La casa es en realidad un único espacio en el que los planos verticales, con sus cambios de dirección, amplían o comprimen un recorrido horizontal generando las distintas estancias, mientras en vertical, tramos estrechos de escaleras se cuelan tallados en los muros de contención, adosadas a los planos de fachada o apoyadas en perforaciones puntuales de los forjados para sortear los distintos niveles. Una bandeja alargada de bordes quebrados aloja la planta principal, elevada sobre pilotis inclinados que simulan la verticalidad irregular de los troncos del bosque. Abiertos al paisaje en el costado sur se suceden en esta cota cocina, comedor, biblioteca y estar, y algo más separado, el dormitorio de la pareja propietaria. Otros dos niveles completan la vivienda: uno superior, donde se sitúa un estudio al que se accede directamente desde el área que precede al dormitorio; y otro inferior, semiexterior, en el que se disponen los espacios más lúdicos: piscina, estar al aire libre, gimnasio y un amplio garaje ideado para mostrar, a modo de exposición, la colección de vehículos de la pareja; una habitación para invitados cierra este nivel en el extremo occidental.

La casa se reviste de chapa de cobre en su cara norte, donde apoya directamente sobre uno de los muros de piedra que recortan el terreno. En su cara sur, una única ventana recorre cada quiebro de la fachada componiendo una suerte de mirador panorámico; a una distancia variable de este primer plano de vidrio, un segundo cerramiento de lamas horizontales de madera protege el interior del sol directo: entre ambos toma forma una terraza que alcanza su anchura mayor como prolongación del comedor en el centro de la planta y como balcón particular del dormitorio en su extremo oriental... [+]