Casa Llinás-Carmona, Bagur
Josep Llinàs 

Casa Llinás-Carmona, Bagur

Josep Llinàs 


A decir de algunos críticos, en una facción amplia de la arquitectura española contemporánea empieza a ser tradicional el diálogo entre lo sólido y lo frágil como solución formal de un proyecto. En la cultura del ágora, es decir, en los países mediterráneos, el proyecto de la casa ha estado siempre ligado a este mecanismo de forma natural, y para nuestras latitudes la tradición no ha entendido la casa sin porche, emparrado o higuera con que protegerse en el exterior del sol del verano.

En la actualidad el usuario ha perdido en gran medida el gusto por disfrutar del aire libre y encuentra mejor el confort de los interiores calefactados heredados de la cultura del bosque, en particular de Gran Bretaña. La casa que Josep Llinás construyó para sus padres en Bagur tiene la voluntad de conciliar ambas demandas.

Asentada entre una carretera y un horizonte marítimo, sobre una ladera de pendiente pronunciada, la casa toma posición en el terreno por contención y explanación de tierras. El programa es muy sencillo: sala de estar, comedor, cocina, baño y un dormitorio en la planta baja; otro estar, un baño y dos dormitorios más en la alta. Una caja ciega y una galería protegida en parte de los rayos del sol por una marquesina hipóstila desmesuradamente frágil son los elementos que componen su juego formal.

Puede establecerse un paralelo metafórico en la composición de opuestos ‘sólido-frágil’ de la casa en Bagur como cruce de ideas de la casa en la avenida del Dr. Arce, de Alejandro Sota, y de los talleres Manyach, de Josep Maria Jujol, ambos maestros reconocidos de Llinás. El primer proyecto, demolido maliciosamente hace una década, se cerraba con una espalda ciega y sorda al ruido de la calle, y disponía grandes acristalamientos hacia el jardín resguardado. El segundo, rehabilitado y cambiado de uso por Jaume Bach y Gabriel Mora, proponía para sus naves una sofisticada y extravagante estructura de esbeltez inusitada.

Ambas ideas están presentes en el proyecto de la casa gerundense. Sus espacios de reposo se estructuran como compartimentos exactos de la caja, rasgada de lado a lado por un hueco de tan sólo un palmo hacia poniente y hacia la carretera, y abierta hacia las luces de levante y hacia la galería. Esa última pieza de factura náutica, refugiada bajo la marquesina que compone la imagen principal de la casa, es a la vez corredor ajetreado que articula el resto de las piezas y mirador panorámico hacia los montes y el mar...[+]