La vivienda forma parte de un conjunto hotelero desarrollado en una antigua curtiduría a orillas del río Sarela, integrándose en el proceso de recuperación que está teniendo lugar en su cauce. La Fábrica de Curtidos La Ribera de San Lourenzo, construida en 1790, constituye un conjunto industrial de gran riqueza cultural y paisajística. La intervención se propone aprovechar el valor testimonial de las ruinas y, como complemento, rehabilitar los cuerpos anejos existentes y añadir otros para respaldar el uso cultural del conjunto.

Las construcciones que componían la antigua fábrica se agrupan en dos partes: la que conforma la propia fábrica junto al río, el molino y la casa del molinero; y otra, separada por el antiguo camino de Finisterre, que se extiende en una plataforma superior más soleada. La fábrica, por su estructura y posición sombría junto al río, sólo admitía una actuación reducida que se limita a dotarla de cubierta y a reponer el forjado superior, recordando su condición de ruina industrial. El secadero, por encima de ella, consta de una secuencia de amplias dependencias donde se introducen apartamentos que aprovechan la peculiaridad de la estructura. Los restos del desaparecido cuerpo de edificación del extremo de la plataforma quedan como una reliquia simbólica con gran fuerza testimonial. Tras él se extiende una nueva plataforma verde, que oculta la edificación incrustada en la topografía para alojar la zona social del conjunto y dar remate al muro que contiene la terraza del secadero.

Las nuevas construcciones son un cuerpo de pequeños apartamentos pertenecientes al hotel y una vivienda unifamiliar, completada en el extremo superior de la parcela por un garaje con cubierta vegetal plana y cerramientos de madera. La vivienda unifamiliar se desarrolla en dos niveles que acogen, en la planta inferior, cocina y comedor —con salida a una terraza exterior a nivel de suelo— y la zona de dormitorios; y, en la planta superior, la zona de estar y la biblioteca en un espacio diáfano con su propia terraza. Si el cuerpo inferior, pétreo, es más bien recogido, el volumen superior se abre al paisaje con grandes ventanales que compensan la habitual escasez de luz solar. Debido a la profundidad de la planta inferior, en la fachada norte se abren un gran lucernario y celosías con vistas al jardín que equilibran la sensación luminosa. La construcción se integra en la topografía y en la estructura muraria de la finca resolviendo la transición entre arquitectura y entorno, dando con su materialidad las claves que, en distinta medida, van tomando cuerpo en las restantes edificaciones del conjunto. 


Cliente Client

Construcciones Otero Pombo

Arquitecto Architect

Víctor López Cotelo, Juan Manuel Vargas (proyecto y dirección de obra project design and site supervision)

Colaboradores Collaborators

Ana Isabel Torres Solana, Isabel Mira Pueo, Jesús Placencia Porrero, Juan Uribarri Sánchez-Marco, Francisco García Toribio, Flora López-Cotelo, Álvaro Guerrero Aragoneses; José Antonio Valdés Moreno (aparejador quantity surveyor)

Consultores Consultants

José María Fernández Álvarez, Proina (estructuras structural engineering); JG Ingenieros (instalaciones mechanical engineering); José Pascual Izquierdo (delineación drafting)

Contratista Contractor

Construcciones Otero Pombo

Fotos Photos

Lluís Casals; Estudio de arquitectura Víctor López Cotelo