El edificio, de una sola planta, ocupa 266 de los 1.334 metros cuadrados de superficie del solar, ubicado en una urbanización consolidada de los años 1950. La parcela, sin embargo, no resultaba suficientemente grande como para aislar a la vivienda de los vecinos, y las ordenanzas tampoco permitían organizar una casa apoyada en los límites del solar y abierta a unos patios interiores. Todo ello sugería la presencia de una banda de estrechos espacios perimetrales, similares a los que rodean las edificaciones en la mayoría de las urbanizaciones de casas aisladas. Unos espacios de entre 2 y 5 metros de profundidad, retales sin entidad y residuales, inútiles, descontrolados, dominados visual y acústicamente por vecinos y peatones.

El proyecto intenta dotar a esta banda de un sentido arquitectónico. Una valla de madera con la máxima opacidad y altura permitida, 1,8 metros, sigue todo el perímetro del jardín y prolonga las divisiones interiores que definen las estancias de la vivienda. De esta manera se han transformado las bandas en una serie de patios que se corresponden individualmente con cada estancia. De ahí surge, para favorecer esta conexión, que la fachada sea absolutamente acristalada y que la casa acabe adueñándose de todo el jardín, y a la inversa. La iluminación de la valla contribuye, también por la noche, a hacer realidad esta intención.

La edificación tiene forma prismática y una altura de 3,5 metros. La losa horizontal de la cubierta se apoya en unos pilares metálicos de 7x7 centímetros yuxtapuestos al vidrio de fachada cada 1,2 metros. El recibidor, un prisma de hormigón, absorbe los esfuerzos horizontales. De esta forma se consigue una planta libre que puede modificarse fácilmente. Un sótano resuelve las instalaciones.

La casa se organiza a partir de la sala de estar, comedor y cocina, que puede integrarse o aislarse a voluntad mediante unas cortinas enrollables escondidas en el falso techo. En el lado de levante está situada la zona de los propietarios y a poniente las habitaciones de los invitados. Las divisiones interiores tienen siempre una puerta en contacto con la fachada de manera que, en casos especiales, todas las dependencias se comunican entre sí y la casa se convierte en un espacio único. Todos los vidrios de la fachada disponen de un visillo y de una cortina enrollable opaca accionados con un mando a distancia. Unas generosas pérgolas horizontales de lamas móviles garantizan la protección solar en aquellas orientaciones en las que son necesarias. Cuatro lucernarios a norte iluminan las dependencias que no tienen contacto con la fachada. 


Cliente Client

Montse García, Lluís Simón

Arquitecto Architect

Lluís Clotet, Ignacio Paricio,

Abeba Arquitectes

Colaboradores Collaborators

Javier Baqueró Rodríguez, Miquel del Pozo Puig; Santiago Loperena Jené (aparejador quantity surveyor)

Consultores Consultants

NB-35: Jesús Jiménez Cañas (estructuras structural engineering); Josep Masachs (instalaciones mechanical engineering); Salvador Pujolas (gestión de proyecto project management)

Contratista Contractor

Construccions Sant Joan

Fotos Photos

Lluís Casals