En un barrio periférico al sur de Basilea, se ha construido un edificio de viviendas que por su posición ejerce de articulador entre la trama urbana y un parque de árboles de gran porte. Continuando el ritmo impuesto por una serie de tres bloques alargados de varias plantas, que se orientan en perpendicular a una vía importante, la nueva pieza, de ocho plantas de altura, se coloca en el extremo sur del parque Schwarz. Esta intervención resalta en un contexto en el que predominan las construcciones unifamiliares de poca altura por su vocación de ocupar el mínimo espacio posible.

Su inserción en el parque pretende ser respetuosa con la posición de los árboles, entre los cuales destacan los castaños de Indias, los magnolios y los sicomoros. El edificio se quiebra en dos ocasiones, lo cual, unido al retranqueo de su estructura en el punto de encuentro con el terreno, le confiere una cierta apariencia de levedad, acentuada asimismo por el tratamiento de la estructura. Esta estructura es una retícula estricta de hormigón, en la que se ha empleado un tinte de color marrón oscuro, que se compone de elementos prefabricados junto a otros producidos in situ. Pintadas en el mismo tono, las persianas de aluminio acusan una pequeña inclinación hacia el exterior, y producen una imagen de hermetismo que contrasta vivamente con la transparencia que transmite el edificio cuando se encuentran abiertas.

El acceso se produce por dos amplios vestíbulos que también están pintados de marrón oscuro y que horadan la edificación de lado a lado. Separadas por dichos espacios de entrada al edificio, en la planta baja se organizan tres viviendas, que se encuentran ligeramente elevadas sobre el nivel del parque. En el resto de niveles, a los que se accede a través de dos núcleos de escaleras, cuyo cromatismo concuerda con el de las vestíbulos y las fachadas, serán cuatro las viviendas, y todas ellas disfrutarán de dos o tres orientaciones. Los espacios interiores se organizan siguiendo el ritmo marcado por la estructura, entre cuyos pilares se tienden ventanales de suelo a techo. Así se consigue crear una atmósfera muy luminosa, de manera que el día a día se desarrolla en habitaciones totalmente inmersas en los procesos estacionales del parque. Mediante el uso de paneles correderos los espacios ganan en fluidez, y se favorece así la posibilidad de variar sus usos. Las salas de estar se pueden ampliar hasta ocupar toda la profundidad del edificio. Por otro lado, en la fachada oeste se abre una logia para cada una de las viviendas, un espacio al aire libre en el que la relación con el parque se intensifica... [+]