¿Cómo puede un almacén en desuso transformarse en un centro de actividad en funcionamiento las 24 horas del día? La ciudad de Basilea, en proceso de crecimiento constante, desde hace algunos años está llevando a cabo programas de regeneración en diferentes barrios industriales del centro histórico, con el objetivo de impulsar un modelo urbano basado en la integración de la vivienda con actividades terciarias capaz de producir así áreas con mayor diversidad de usos. El almacén Transitlager, construido en la década de 1960 y con una superficie de 18.000 metros cuadrados, está ubicado en el centro del Dreispitz —el renovado distrito de las artes planificado por Herzog & de Meuron en el año 2003—, y forma parte de un conjunto de edificios, tanto nuevos como existentes, destinados a galerías, restaurantes y empresas creativas.

El proyecto consiste en la renovación y ampliación, en 7.000 metros cuadrados, del obsoleto almacén a fin de darle un uso mixto. El carácter icónico del edificio, los amplios espacios públicos que lo rodean y su conexión con el jardín botánico lo convierten en un punto focal para este área. La zona industrial en torno al almacén se caracteriza básicamente por la particular geometría de las infraestructuras que entretejen la ciudad: vías férreas que se intersecan, muelles de carga y radios de giro que se entrecruzan creando un rompecabezas de edificios lineales con esquinas puntiagudas y fachadas escalonadas. Haciéndose eco de estas geometrías, se proponen dos edificios, uno encima de otro, girados 45º entre sí: la transformación del Transitlager responde de esta manera tanto a la lógica industrial de la antigua construcción como a la de las edificaciones circundantes.

Al reprogramar y ampliar el edificio, generando una serie de plantas destinadas a usos diversos, el proyecto propone la combinación de arte, comercio, trabajo y vivienda: los dos volúmenes diferentes dan lugar a un híbrido lleno de vida, con actividad continua día y noche. El cuerpo de la ampliación duplica el del edificio existente, convirtiéndose así en su gemelo opuesto, basado en la misma estructura, pero con una geometría totalmente diferente. El edificio combinado es capaz de proporcionar un amplio espectro de condiciones: desde plantas abiertas y flexibles hasta unidades hechas a medida; desde programas públicos hasta viviendas privadas; desde un vibrante espacio urbano hasta tranquilas áreas verdes; y desde un carácter frío e industrial hasta otro cálido y refinado.