En la costa oaxaqueña, en la localidad mexicana de Puerto Escondido, se encuentra la sede principal de la Fundación Casa Wabi —diseñada por el arquitecto japonés Tadao Ando—, una iniciativa del artista Bosco Sodi basada en el concepto wabi-sabi, el cual muestra una visión del mundo centrada en la aceptación de lo efímero y la imperfección. El objetivo de Casa Wabi es impulsar la colaboración y el compromiso social a través de las artes.

Álvaro Siza proyecta este pabellón abierto para albergar el taller de barro dirigido a niños y jóvenes de las comunidades cercanas en el que se enseñan técnicas locales para trabajar con este material. Próximo a la chimenea de ladrillo con 22 metros de altura diseñada por el artista mexicano Alberto Kalach, el proyecto del arquitecto portugués comprende tres piezas con un patio delimitado por un muro curvo de ladrillo que alberga el horno de barro. La cubierta del volumen principal está formada por ramas secas de palma y una estructura de madera, una construcción tradicional conocida en la región como palapa. Bajo este techo se sitúa una mesa de hormigón con 6 metros de longitud, un lavabo y estanterías de madera. Una construcción más pequeña con el mismo tipo de cubierta alberga los baños. Finalmente, un módulo de ladrillo sirve como almacén.