En Santiago de Compostela, los años jacobeos se pueden rastrear a través de las arquitecturas que las distintas administraciones han ido levantando para su celebración y el Burgo de las Naciones —proyectado por Cano Lasso en 1965 para acoger la afluencia masiva de peregrinos— es una temprana muestra de ello. El mal estado en que se encontraban algunos de estos pabellones provisionales llevó a la demolición parcial del conjunto en 1988, construyéndose en su lugar el Auditorio de Galicia, del mismo arquitecto. El jacobeo de 1993 coincidió con el encargo de la facultad de Ciencias de la Comunicación, dentro del plan para instalar en este enclave el nuevo campus de la Universidad.

El edificio propuesto —un volumen de tres plantas y 127 metros de largo— forma parte de la espina que vertebra el recinto universitario, una estructura edilicia cuyo contorno se desmembra para adaptarse a la topografía. El cuerpo principal del centro —alineado en su cara sur con el frente terso de la vecina facultad de Filología— agrupa las aulas a lo largo de una galería orientada al norte. La combinación de los forjados inclinados correspondien-tes a las nueve aulas en forma de anfiteatro con los planos horizontales que definen las salas menores y los despachos de profesores confiere a la sección una gran complejidad espacial, que se traduce en el alzado en un quiebro en altura de la línea de cornisa. Los espacios singulares asociados a algunos de los usos comunes —la biblioteca, el auditorio, los platós, los estudios de cine y las salas de visionado— se adosan perpendicularmente a la galería mencionada, dando lugar a un esquema compositivo en peine que deja patios abiertos a las calles situadas al norte y al sur.

Precedida por un paragüero exterior —diseñado exprofeso e imprescindible en la ciudad europea con más días de lluvia al año— la entrada a la facultad tiene lugar desde el sur, bajo el cuerpo flotante de la biblioteca que se abre paso entre la arboleda. Al interior, un atrio de doble altura se inserta entre el aulario y la zona de audiovisuales como elemento de orientación, flanqueado por sendas escaleras de tramo recto que dan acceso a la pasarela diagonal que une la biblioteca con la galería a nivel de la primera planta. Las salas de lectura se distribuyen en dos alturas, con la mediateca instalada a lo largo de un deambulatorio anular situado sobre los cubículos individuales de estudio que rodean la zona general del nivel inferior. Unos lucernarios oblicuos de formas prismáticas y cilíndricas perforan su cubierta inclinada, dotando a este depósito del saber de un firmamento propio.