De los dos polos tradicionales de irradiación cultural y arquitectónica de Portugal (Lisboa y Oporto), la segunda ciudad lusa ha adquirido en los últimos años una presencia muy significativa, en buena medida paralela a la difusión internacional de la arquitectura de Álvaro Siza y a su magisterio académico. Se ha creado así una corriente en tomo al maestro portugués que muy bien puede denominarse ‘Escuela de Oporto’, y que se ha plasmado recientemente en el propio edificio que alberga la sede universitaria donde se imparten las enseñanzas a los futuros arquitectos.

La ampliación de la antigua facultad ha seguido un proceso escalonado en el que la primera intervención fue la remodelación del edificio existente. Más tarde, el propio Siza construyó el denominado pabellón Carlos Ramos, que alberga las aulas de los primeros cursos de la carrera. Se trata de una construcción en forma de U con las alas convergentes, de modo que se forma un patio sobre el que vierten las cristaleras de las clases. La entrada tiene lugar por uno de los vértices y los núcleos de servicios separan las tres aulas de la planta baja, mientras que en el piso superior se deja un espacio diáfano.

La ampliación posterior ha sido más exhaustiva. Ocupa todo un terreno situado en la ladera norte de la desembocadura del Duero y su programa funcional abarca no sólo todas las aulas necesarias para los distintos cursos, sino también los servicios administrativos, un salón de actos y una biblioteca. Este programa se ha descompuesto volumétricamente en una serie de piezas independientes, pero articuladas de modo que formen un conjunto de masas pintorescas. Así, en la parte más alta se sitúa un bloque lineal que lleva a otro semicircular, el cual da paso a otro prismático. Todos ellos forman el borde norte y tienen dos o tres alturas. En el borde sur, en cambio, cuatro torres de cuatro y cinco plantas se elevan separadas a modo de atalayas que observan el horizonte. En cada una de estas torres se encuentran las aulas y los despachos de profesores correspondientes a cada uno de los cursos, de modo que las organización académica se refleja asimismo en la estructura compositiva. Frente a las perspectivas sesgadas del conjunto, cada uno de los bloques presenta un lenguaje ortogonal, lo que provoca un curioso contraste entre la intuición paisajista y la regularidad geométrica... [+]