Pensando en la nueva catedral, el cardenal de Los Ángeles, Roger Mahony, convocó a Santiago Calatrava, Frank Gehry, Thom Mayne, Robert Venturi/Denise Scott-Brown y Rafael Moneo en busca de ideas para un jardín/santuario que se dedicaría a la memoria de fray Junípero Serra, en un área próxima a la estación de ferrocarril de la ciudad. La propuesta ganadora tuvo muy presente, por un lado, la complejidad del programa y, por el otro, se concibió desde el principio como una respuesta urbanística al problema del viario y las cotas que planteaba el solar. Así, la catedral quedó emplazada en las cotas más altas, asomándose por a la Grand Street, en tanto que el respeto a la orientación a naciente de los ábsides de las iglesias y la tradición de plantas cruciformes llevó al arquitecto a la innovación tipológica de disponer el acceso desde la cabecera, y de abrir las capillas no a la nave sino al deambulatorio.

La nave —con capacidad para dos mil fieles—, el altar principal y, junto a este, el púlpito flanqueado por gradas de asientos, ocupan la banda longitudinal de la catedral. Un ventanal con una cruz domina el área del altar, y las connotaciones religiosas de la luz se ven reforzadas por la inclinación de los techos. El coro se dispone junto al altar, desplazado hacia la parte de atrás del antealtar en una caja abierta y sobrevolada por el órgano. Las superficies no opacas situadas detrás del órgano están formadas por lamas también de alabastro que crean un segundo centro de luz filtrada en el área del altar. Los grandes huecos de la fachada lateral de la nave presentan lamas similares.

Construida con hormigón armado coloreado, la catedral incorpora rasgos arquitectónicos que siempre hemos asociado a la arquitectura religiosa. Asimismo, el edificio y el complejo construido en torno a él han dado pie a un espacio público no ajeno a lo que fueron las misiones, que se ha convertido en referencia obligada para la comunidad católica de la ciudad, formada en buena medida por emigrantes. Esta dimensión pública se refuerza por el propio emplazamiento de la catedral en una calzada lateral de la autopista de Hollywood, una de las principales arterias de la metrópolis. Ligeramente sobreelevada, la parcela domina sus alrededores, para resaltar el protagonismo del conjunto como hito urbano y centro espiritual. Una explanada para congregaciones de más de seis mil personas ocupa el centro del enclave, enmarcado por los volúmenes de los extremos que se conectan entre sí por medio de las columnatas que, de acuerdo a la tradición tipológica, definen los bordes de la plaza...[+][+]