Esta casa responde al anhelo compartido por tres hermanas: construir un hogar integrado en el paisaje y la tradición de la zona, respetuoso con el medio ambiente y lleno de rincones donde disfrutar de la vida. Lo consigue mediante tres piezas —una para cada hermana y su familia— bien orientadas al sol y a las vistas, y que, sin dejar de ser funcionalmente autónomas, disfrutan de cierta intimidad entre ellas, al compartir un patio y el valle de vides y olivos al que se abre todo el conjunto.

Potenciar la relación con el entorno natural, fundiéndose con él, es precisamente otro de los fines de un proyecto definido por una geometría abierta, incluso confusa, acaso más pendiente del contexto que de sí misma, y en cuyos matizados tránsitos entre el interior y el exterior la única nota uniformadora es el uso de madera de pino como material de revestimiento de la fachada. Este recurso se complementa, desde el punto de vista medioambiental, con otras estrategias pasivas y activas de optimización energética, como el dimensionamiento de los huecos en función del soleamiento, el empleo de vidrios de baja emisividad y de materiales con inercia térmica, la inducción de ventilaciones cruzadas, la recogida de agua de lluvia y la calefacción por biomasa. Todas ellas trabajan de consuno en esta pieza rural en la que los tipos y métodos tradicionales se funden con la estética y la tecnología contemporáneas.