Creada en 1984 por el artista catalán para promover el estudio y el conocimiento del arte moderno y contemporáneo, la Fundación Antoni Tàpies se aloja, desde junio de 1990, en la que fuera sede de la antigua editorial Montaner y Simón, obra de Lluís Domènech i Montaner. Construido entre 1881 y 1885, en una fase temprana del modernismo catalán, el edificio fue el primero del Ensanche barcelonés en integrar la tipología y la tecnología industrial, combinando hierro y ladrillo visto, en el tejido del centro urbano. Restaurado y acondicionado por los arquitectos Roser Amadó y Lluís Domènech Girbau entre 1987 y 1990, veinte años después ha sido nuevamente remodelado y ampliado, a fin de adaptarlo a las actuales normativas de seguridad, evacuación y accesibilidad. 

El primer objetivo que plantea el proyecto es transformar esa necesidad de adaptación en una mejora integral del conjunto, abriendo todo el edificio histórico al público con nuevas áreas de exposición, de archivo y educativas, y concentrando las áreas administrativas en un nuevo pabellón de tres plantas ubicado en el fondo de la parcela, con salida al patio de manzana. Asimismo, se han remodelado los espacios expositivos buscando recuperar su carácter industrial original, y se ha reformado la entrada al museo a fin de mejorar los espacios de recepción y librería. La intervención también incluye la recuperación de la segunda planta del museo, que albergaba las oficinas, para uso público, lo que permite disponer de nuevas áreas que hagan posible mejorar la oferta de actividades y servicios museísticos. 

La nueva Fundación Tàpies pretende contribuir a la consolidación de una nueva generación de museos entendidos como centros de producción cultural, intensificando la experiencia del visitante, a quien se ofrece visualizar todo el complejo entramado programático que soporta la producción cultural y el propio edificio modernista como parte misma del sistema expositivo. Al diálogo establecido entre la obra original y la intervención terminada en 1990, en especial la instalación de la obra de Antoni Tàpies en la cubierta —Núvol i cadira (Nube y silla, 1990)—, se ha incorporado ahora otra pieza del artista —Mitjó (Calcetín, 2010)— en la nueva cubierta ajardinada que abre el museo a nuevos diálogos con el patio de manzana del plan Cerdà. En términos medioambientales, la ampliación supone una mejora sustancial de la iluminación natural del edificio original y del factor de forma del conjunto, englobando la intervención en un volumen único, en beneficio del control y reducción de los intercambios energéticos.