Sólo después de decidir dónde hay que construir una casa se es consciente de la importancia sustancial que tiene para la futura felicidad de sus moradores. El terreno tenía numerosas posibilidades pero el genius loci susurró donde debía establecerse la vivienda, en un emplazamiento tranquilo, a una distancia suficiente de la ciudad para que adquiera la condición que tiene la villa en Italia: un lugar apartado de la urbe que invita a la contemplación sosegada de la naturaleza.

La residencia se sitúa en la parte más alta de una colina, en un paisaje plano que tiene como telón de fondo las sierras de Gredos y de Gata. Su acceso desde la carretera más próxima lleva por un camino que serpentea a través de un bosque de encinas, hasta la parte superior de la pendiente, donde hacia el sur, la colina se convierte en un promontorio sobre la meseta. La casa, por tanto, tiene dos escalas: una pequeña y fragmentada hacia los árboles, y otra grande y rotunda ante el horizonte infinito.

El acceso se realiza a través de una plataforma que constituye un límite en el que se confunden la privacidad de la casa y el campo que la rodea, a la vez que conecta el bosque próximo con la meseta lejana. Desde el campo la plataforma ya es vivienda, mientras que desde ésta, el plano de acceso sirve como marco de la naturaleza. En ella se superponen lo natural y lo artificial: los árboles, el agua y las rocas se entreveran con el podio de hormigón.

La casa tiene un desarrollo longitudinal y perpendicular al horizonte; su estructura portante vertical es de muros de carga de hormigón ciclópeo, elaborado con rocas de la propia excavación, salvo en la proa sur, donde se colocan cuatro pilares cruciformes metálicos. Sobre esa estructura se apoya una losa de hormigón armado. La sucesión de muros de carga verticales en la zona norte permite que se dividan espacios servidores y servidos: abiertos a patios entre muros los primeros y enfocando vistas parciales y laterales los segundos. Sin embargo, al aproximarse al sur, donde se sitúa la sala de estar, el espacio se abre, hasta alcanzar una visión de 180º.

La materia que construye la vivienda distingue entre las funciones encomendadas. Cuando tiene un destino estructural, se utiliza hormigón y piedra, a los que viene a ayudar el acero allí donde es necesario, sin embargo cuando no es portante, se usan materiales fácilmente desmontables y por tanto sustituibles, como el vidrio, el azulejo, el acero y la madera. Así se presenta una doble construcción: una parte perenne construida para durar, firmitas, y otra parte, de carácter más efímero y técnico, construida para mudar con los tiempos, utilitas... [+]