Tras el terror
7 de octubre
Esta revista ha procurado dar cuenta de los grandes acontecimientos que han marcado nuestra época, y así lo hicimos con la destrucción de las Torres Gemelas el 11-S, el urbicidio en la guerra de los Balcanes, el confinamiento durante la pandemia o el todavía en curso conflicto de Ucrania, que de nuevo ha supuesto la devastación de ciudades. De Israel o Palestina nos hemos ocupado en ocasiones, comentando la atroz separación de comunidades por muros que crean un régimen de apartheid, pero el sábado 7 de octubre marcó un parteaguas en la historia de Israel y acaso la del mundo, abriendo una herida que puede ser más profunda y peligrosa que la de Ucrania.
No es fácil documentar esa parte del planeta, como constatamos cuando editamos el volumen del Atlas dedicado a África y Oriente Medio, donde estaba previsto un artículo que cubriese el Levante mediterráneo, y al final hubo que dividirlo en dos, segregando a Israel, porque ningún autor se sentía cómodo comentando las arquitecturas de todo ese espacio geográfico. Ahora ha vuelto a ocurrrir, y tanto los arquitectos como los críticos israelíes o árabes han vuelto a expresar reticencias a su publicación conjunta, obligando a compendiar el relato de la crisis con algunas portadas de un periódico y algunas páginas de otro, y resumir las obras de la zona con un solo ejemplo de cada lado, el Centro de Neurociencias Edmond y Lily Safra de Foster+Partners en Jerusalén y el Museo Palestino de Heneghan Peng en la cisjordana Birzeit.
Si el primero expresa bien la dimensión técnica y científica que ha hecho de Israel un país próspero y avanzado, el segundo recoge la cultura milenaria de un pueblo de historia y lenguaje distinto. Representando la proyección hacia el futuro y el respeto del pasado, las dos obras encarnan valores complementarios e imprescindibles, mostrando que, aun en este momento trágico, Israel y Palestina pueden hablar entre sí usando el esperanto de la arquitectura, un idioma común que permite expresar los principios, las ambiciones y las esperanzas que todos compartimos.