Tercera entrega

Luis Fernández-Galiano 
01/01/2013


Esta es la tercera monografía que AV dedica a Herzog & de Meuron. La primera se publicó en 1999, y se ocupaba de la carrera de los suizos desde sus inicios en el ya mítico carnaval de Basilea de 1978 hasta las oficinas comerciales de Ricola, un proyecto que durante su gestación en 1997 alumbró una nueva etapa en su trayectoria. La segunda monografía apareció en 2005, y se extendía desde los Fünf Höfe muniqueses hasta el Allianz Arena, entonces recién terminado en la misma ciudad, y el todavía en construcción Estadio Olímpico de Pekín. Este último se remató en 2007, a tiempo para los Juegos del año siguiente, y esta efemérides propició un libro —Herzog & de Meuron 1978-2007— que resumía treinta años de trabajo con cincuenta proyectos, divididos en dos grupos de veinticinco por la ya mencionada obra para Ricola, y cuyo contenido provenía en buena parte de las dos monografías anteriores.

La publicación actual se inicia con las dos obras de Santa Cruz de Tenerife —proyectadas ya en 1999, e incorporadas por tanto en la primera monografía, pero no finalizadas hasta una década después, y que acaso por su largo recorrido han sido genuinos laboratorios de arquitectura donde se han ensayado soluciones materializadas en muchos otros proyectos de la oficina— y llega hasta el recién inaugurado museo Parrish —tan estimulante en su primera versión dispersa como en el rotundo galpón finalmente construido— y el pabellón de la Serpentine, un proyecto (realizado con Ai Weiwei como el estadio de Pekín) que resume bien los intereses fenomenológicos y la voluntad experimental del estudio de Basilea, y que no por ser efímero, como por otra parte lo son también las escenografías comentadas en el artículo que sigue, es menos importante en el desarrollo conceptual y artístico de su trabajo.

A diferencia de las dos anteriores, esta tercera monografía incorpora proyectos urbanos, que si bien han estado siempre presentes en su reflexión teórica —desde el estudio de 1991-1992 para Basilea ‘Eine Stadt im Werden’ hasta sus numerosos trabajos con los estudiantes de la ETH Basel—, solamente ahora, con el Bulevar de Burgos y el plan La Confluence de Lyon, han podido someterse a la prueba de su realización física. En las dos ciudades, Herzog & de Meuron formulan alternativas al urbanismo contemporáneo que, dejando atrás los dogmas ajados de la modernidad del siglo XX, se alejan tanto de un tradicionalismo nostálgico anclado en los trazados del xix como del espectáculo formalista que busca en los gestos escultóricos la urbanidad del XXI. Son propuestas que merecen desde luego discutirse, sin permitir que su fermento renovador se extravíe entre la habitual cosecha de objetos exquisitos.  

Luis Fernández-Galiano


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