Materias de estilo: un diccionario
Herzog y De Meuron se reinventan en 1998. Durante el diseño de las oficinas de Ricola se produce una de esas mutaciones genéticas que dan lugar a un organismo nuevo; en su caso, más bien una familia de organismos, porque la chispa creativa de esta transformación produce un incendio formal que llega hasta hoy, y que alumbra un turbión de experiencias materiales. Las oficinas, inicialmente entendidas como una casa grande de sabor rossiano —en continuidad con la casa en Leyden y con el proyecto de casa de madera— se transmutan en un perímetro fracturado de vidrio que se disuelve en el follaje circundante, dócilmente protegido por un alero de pértigas que se comban bajo el peso de la vegetación, y levemente acentuado con la vibración cromática de unas cortinas de autor. A partir de entonces, el trabajo del estudio se desata, como si de un tajo se hubieran cortado los nudos que mantenían sujeta su energía propositiva, y las formas estallan bajo la violencia expansiva de su masa crítica...
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