Opinión 

Más ciudad

Las ciudades primero

Luis Fernández-Galiano 
30/09/2018


La arquitectura y los arquitectos fueron los protagonistas de los cuatro primeros congresos organizados por la Fundación Arquitectura y Sociedad. Con el quinto, celebrado como los anteriores en el Baluarte de Pamplona, se inició un nuevo ciclo centrado en la ciudad, porque la revolución urbana es el gran desafío de nuestro tiempo. Más de la mitad de los habitantes del planeta vive ya en ciudades, así que los pasajeros de la ‘nave espacial Tierra’ son hoy mayoritariamente urbanos. En 1972 los astronautas del Apolo 17 fotografiaron nuestra ‘canica azul’, haciéndonos conscientes de que nuestro destino es compartido, y cuarenta años más tarde la NASA utilizó satélites para mostrar la Tierra nocturna, una ‘canica negra’ donde las luces reflejan la extensión unánime de las ciudades. Ese crecimiento impetuoso mejora la vida de millones, y durante los últimos veinticinco años 137.000 personas han abandonado la pobreza extrema cada día.

Pero la urbanización acelerada también crea problemas nuevos, con la extensión de las ciudades en mancha de aceite. Los arquitectos solían tener como emblema la construcción atareada de la Torre de Babel, y sin embargo hoy nos enfrentamos a una Babel horizontal, que se desparrama sobre el territorio sin medida, con un consumo insensato de suelo, agua, energía, infraestructuras y tiempo de desplazamientos. Frente a esta suburbanización insostenible debemos defender la ciudad densa, compacta y compleja como el mejor escenario de nuestras vidas. Si resolvemos el triple problema de la salubridad, la seguridad y la congestión, las ciudades devienen la mejor creación humana, crisoles de innovación y prosperidad, y escenarios de encuentro y relación. Aunque parezca paradójico, el cemento es más verde que el césped, porque vivir juntos en ciudades densas es más sostenible que sobrevivir separados en casas suburbanas.

Las urgencias del cambio climático y la necesaria transición desde los combustibles fósiles a las fuentes de energía renovables nos obligan a pensar en la ‘nave espacial Tierra’ de una forma diferente. El impacto humano sobre el planeta ha sido tan grande desde la Revolución Industrial que muchos científicos proponen llamar Antropoceno a esta nueva época del periodo Cuaternario. Sin embargo, y en la medida en que ese impacto se manifiesta sobre todo a través de las ciudades que iluminan la Tierra nocturna, nuestra época podría también denominarse Urbanoceno, como se ha argumentado en el número anterior de Arquitectura Viva. Frente a la magnitud de los desafíos pendientes, tanto los arquitectos y urbanistas como los alcaldes que gobiernan las ciudades y los escritores que las hacen suyas y nuestras no pueden sino oponer la dimensión imaginativa del proyecto que compartimos, y este fue el hilo conductor del evento de Pamplona.


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