Opinión 

La marca ‘España’

Arquitecturas de exportación: un panorama reciente

David Cohn 
31/10/2004


Actualmente España es reconocida en Europa y en el resto del mundo desarrollado como un centro importante de producción arquitectónica. Kurt Forster, director de la última Bienal de Venecia, lo resumía así en una entrevista publicada en El País el pasado 7 de septiembre: «Hace treinta años, nadie que yo conozca hubiese pensado que en 2004 España, Holanda y Japón llegasen a ser claves. En el caso de España, después de Franco ha surgido una inreíble energía social para tomar nuevos aires y se ha hecho sentir en la arquitectura con mucha inteligencia... España se ha convertido en un sinónimo de laboratorio de arquitectura, laboratorio cultural y laboratorio político».

El proceso mediante el cual la arquitectura española ha conseguido tal reputación, hasta el punto de convertirse en un producto de exportación, se asemeja a una historia de amor, atracción y seducción, en la que el propio país ha sido tanto el apasionado pretendiente como la novia tímida. El primer acto de la historia fueron las operaciones de la Barcelona del 92 y el Bilbao de Foster y Gehry: grandes figuras que fueron importadas como símbolos de la contemporaneidad tan ansiada por políticos y electores. El truco estuvo, por supuesto, en que el ‘efecto Guggenheim’ no se limitó a crear un icono para el consumo interno, sino que se convirtió en un espejo en el que el resto del mundo pudo imaginarse realizadas sus propias fantasías de contemporaneidad. ¿Quién es entonces el seductor y quién el seducido?... [+]


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