Cuando se reúne un grupo de proyectos con un programa común, del mismo modo que cuando se reúne a un grupo de amigos, uno espera provocar un diálogo interesante, tanto entre los propios proyectos como con sus modelos y precedentes más significativos. En los doce museos que se recogen en este texto, la conversación gira en torno a varios temas. Una de las preocupaciones compartidas por la mayoría es el papel del museo como icono, protagonista tanto en su relación con la ciudad como con su ubicación geográfica. En este sentido, cada propuesta adopta una postura diferente en el debate entre contención expresiva y el empleo de formas más gestuales y dinámicas. Otros temas aluden, en primer lugar, al impacto en la arquitectura de las cuestiones medioambientales, donde el museo puede jugar un papel como laboratorio de investigación; en segundo lugar, a la respuesta del museo como artefacto construido frente al poder creciente de los media digitales, respuesta que a menudo parece traducirse en el uso de la transparencia, la luminiscencia, la pixelización, y otras estrategias encaminadas a transformar la superficie del edificio en un campo de atracción similar a una pantalla; y en tercer lugar, al papel del museo como foro público, en el que el arte, en vez de la religión o el comercio, es el pretexto para el encuentro social o, al menos, para materializar un homenaje al espíritu colectivo. En sus manifestaciones más extremas, el museo se presenta como una metáfora o sustituto de la ciudad. Pero lo que persiste detrás de todos estos intereses no es sino la lucha por el protagonismo entre el edificio y las obras que muestra y para las que ha sido concebido...