En el trabajo reciente de Iñaki Ábalos y Renata Sentkiewicz —un trabajo afinado en términos ‘termodinámicos’— los volúmenes prismáticos y fríos de la época de Ábalos & Herreros —herederos de la sinceridad técnica y la austeridad formal de Alejandro de la Sota— se han convertido en edificios que crecen como tubérculos, setas o árboles, y que brotan como excéntricas formaciones topográficas en una escala macrourbana, mientras inspiran corrientes descendentes de aire fresco y exhalan columnas ascendentes de aire caliente.
La firma ha asumido la sensibilidad actual por la sostenibilidad —por el uso responsable de la energía y los recursos—, pero no como una llamada a la moderación formal ni como un mero conjunto de estándares técnicos ajenos a la teoría y la metodología de diseño, sino como un cambio de paradigma en el modo en que se concibe la arquitectura, un paradigma operado desde el punto de vista de la termodinámica y que se expresa bien en el término acuñado por el propio Ábalos: ‘belleza termodinámica’. En su artículo ‘Estética y sostenibilidad: alternativas’ (2008) Ábalos da cuenta del uso que hace Sanford Kwinter de la termodinámica para postular «el abandono del modelo ‘tectónico’ de conocimiento y de enseñanza tradicional de la arquitectura, y su sustitución por una nueva concepción ‘biotécnica’ capaz de proporcionar al arquitecto las herramientas que le permitirán pensar sus edificios como organismos vivos, entidades en permanente intercambio de energía con su entorno». En la obra de Ábalos + Sentkiewicz este tema vivifica otros conceptos como el de tipo edificatorio o la especificad regional, y extiende a una escala urbana y territorial la gama de intereses (cuantificada como datos del proyecto y parámetros de rendimiento) que se tienen en cuenta a lo largo del proceso de diseño.
Un segundo concepto fundamental que subyace en la trayectoria del estudio es el que Ábalos define con términos como ‘belleza’ o ‘pintoresco’, categorías estéticas del siglo xviii que en su obra se consideran dialécticamente para contraponerlas a la simple gestión racional de datos cuantificados. La belleza —la búsqueda de nuevas formas de belleza— expresa aquí los valores existenciales y culturales que el arquitecto pone encima de la mesa para iniciar un proceso de diseño cuya solución surge de la pugna entre parámetros diversos y muchas veces conflictivos... [+]