Fuera de casa
Emergentes en Europa
Hay dos modos de practicar la arquitectura: el local y enraizado —en un lugar concreto a lo largo de una carrera—, o el nómada, como el de los maestros constructores de catedrales. Durante los últimos dos siglos, los arquitectos españoles han sido del primer grupo, debido en gran medida al aislamiento del país. La excepción fue la diáspora tras la Guerra Civil, cuando muchos arquitectos republicanos tuvieron que empezar de cero en las Américas o en la Unión Soviética, mientras que en España la profesión tuvo que encaminarse de nuevo hacia la modernidad, aunque más aislada que nunca. Con la apertura que supuso la democracia, los españoles se aventuraron tímidamente a buscar encargos en el resto de Europa y el mundo, aunque los ejemplos resulten más bien escasos. De las primeras generaciones de la democracia, Ricardo Bofill, Santiago Calatrava, Rafael Moneo e incluso Oriol Bohigas se han establecido como reconocidas figuras internacionales, mientras que arquitectos como Enric Miralles, Carme Pinós, Josep Lluís Mateo, Cruz y Ortiz, Nieto y Sobejano o RCR han realizado destacadas obras en Europa y en el resto del mundo (véase ‘España exporta’, Arquitectura Viva 98)...