El mundo convulso de la última década ha estado marcado por la conciencia ambiental. Felipe VI ha debido enfrentarse a graves crisis domésticas en un entorno internacional inestable, pero nada ha sido tan significativo durante sus primeros diez años en la jefatura del Estado como la acelerada transformación del planeta por el cambio climático, y cualquier crónica de esta etapa debe esforzarse en inscribir los acontecimientos en un marco global. En todo el mundo, la actual rebelión política y social contra la desigualdad y las élites coexiste con unos avances científicos y técnicos que están ya modificando nuestras sociedades más allá de lo que hubiéramos podamos imaginar, justificando —pese al todavía abierto debate científico— la adopción del término ‘Antropoceno’ para describir la actual época del período cuaternario: un período que está siendo testigo de la transformación de la corteza terrestre y del propio clima por la acción del hombre, la misma que a través de la biotecnología, la robótica y la inteligencia artificial puede llegar a poner en cuestión la naturaleza última de lo humano...
