El coloso flotante: Chek Lap Kok, bóvedas sobre una isla
En el año 1992, Foster and Partners ganó el concurso para el nuevo aeropuerto de Hong Kong. Destinado a levantarse, como el Kansai de Osaka (cuyo concurso Foster perdió ante Piano en 1988), sobre una isla artificial, el edificio sería la mayor obra del mundo, y expresaba tanto la prosperidad de la costa pacífica de Asia como la confianza en el futuro de Hong Kong tras su devolución a China. El año anterior Foster había terminado Stansted con gran éxito, y muchos rasgos de ese aeropuerto se reprodujeron en el encargo asiático, tales como la cubierta leve y luminosa o la organización impecable de la planta; pero la escala de Chek Lap Kok animaba a usar formas de desarrollo lineal que ayudasen a los pasajeros a orientarse, y la respuesta se encontró en las bóvedas con luz cenital de Televisa o Cranfield, ligeramente curvadas como la cubierta del liceo de Fréjus (o el Kansai de Piano) y extendidas como una alfombra voladora sobre el gigantesco vestíbulo y el dique en forma de Y; el flujo de viajeros sigue la dirección de las bóvedas de acero, de 36 metros de luz y perforadas a lo largo de su eje con un encaje delicado de lucernarios lineales. Terminado en 1997, el coloso flota sobre la isla como una cometa gigante, lista para volar sobre la bahía de Hong Kong y las costas del Pacífico...[+]