Mientras los edificios de oficinas de los 80 eran encargos comerciales para promotores británicos y japoneses, en los 90 Foster pudo construir espacios de trabajo orientados al ahorro energético para clientes públicos alemanes y franceses. En estos encargos de pausado desarrollo pudo recuperar, tras el boom especulativo de los 80, el hilo perdido de su proyecto de 1974 para oficinas ecológicas en un bosque noruego. El cliente privado y las cápsulas futuristas se reemplazaron, en Duisburg y en Burdeos, por empresas públicas y construcción convencional; pero la preocupación por la eficacia energética se mantuvo. En el Parque de Microelectrónica de Duisburg la renovación de la cuenca del Ruhr se promueve a través de una pequeña ‘ciudad verde’ con un Centro de Promoción Empresarial en forma de barco, un Forum Telemático cilíndrico y el perfil curvo de un Centro de Microelectrónica; el conjunto emplea complejos sistemas de control energético, pero su virtud yace también en las tensas curvas transparentes que constituyen una promesa luminosa de renacimiento social y urbano. En la sede de Electricité de France en Burdeos, el consumo de energía se reduce con masa térmica, ventilación natural y unas celosías de cedro que le confieren una monumentalidad tranquila y ecológica...[+]