Opinión 

Diseñar para el mundo real

Luis Fernández-Galiano 
28/02/2018


Vo Trong Nghia, Centro comunitario Diamond Island en Vietnam

La arquitectura diseñada no debe confundirse con la arquitectura ‘de diseño’. Aquí tomamos prestado el título de Victor Papanek para introducir la obra de cincuenta estudios de África y Asia que diseñan para el mundo real. Las condiciones a veces precarias, la localización a menudo rural y las exigencias sociales que están en el origen de muchas de las obras obligan a usar materiales y técnicas con inteligencia práctica, y esa depuración formal y constructiva otorga a sus realizaciones una belleza pedagógica. Si la escasez aguza el ingenio, también anima a recuperar la sabiduría intemporal de lo vernáculo, y ese retorno a las raíces decanta unas esencias de las que todos podemos aprender, liberándonos de la fronda prescindible del diseño de consumo y la estetización impostada de la construcción innecesaria. Este viaje al origen no es una visita al exotismo de lo primitivo, sino una excursión a las fuentes genuinas del diseño.

El arquitecto Victor Papanek, que murió hace veinte años, persiguió esas certezas esenciales en una aldea pesquera de Noruega o en una escuela rural de Indonesia, para acabar diseñando una radio que usa como carcasa una lata de conservas o una bomba de agua hecha con neumáticos reciclados, productos de coste mínimo y utilidad máxima inspirados por la inteligencia colectiva de las culturas de la escasez. Vienés de origen, pero formado en la Cooper Union y el MIT, Papanek pasó también temporadas con esquimales, navajos o balineses, y de esas experiencias se nutre Design for the Real World: Human Ecology and Social Change, un libro prologado por su amigo Buckminster Fuller que se tradujo a veintitrés idiomas. Publicado originalmente en sueco en 1970, se convirtió en obra de culto al aparecer en inglés al año siguiente, y esa edición fue la empleada en la versión española, que publiqué en Hermann Blume en 1977.

La trayectoria de Papanek tiene muchos puntos de contacto con la de otro judío del mundo austrohúngaro, perteneciente a una generación anterior pero igualmente forzado al exilio por la barbarie nazi, el arquitecto y diseñador Bernard Rudofsky, que acabaría también en Estados Unidos y que compartiría el interés por lo antropológico y lo vernáculo. Sus muestras en el MoMA, desde Are Clothes Modern? en 1944 hasta la mítica Architecture without Architects en 1964 le hicieron muy popular, y su defensa de la elegancia y eficacia del diseño intemporal encontraron especial resonancia en los ámbitos escandinavo y japonés, los mismos que inspiraron a Papanek. Escritores y profesores ambos, diseñaron para el mundo real, dejando una herencia intelectual, ética y artística que quizá resulte pertinente recordar en la presentación de esta monografía coral de autores tan remotos en la geografía como próximos en los intereses.


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