En 1996, David Chipperfield comenzó a construirse una casa en Corrubedo, un pequeño pueblo pesquero situado en la costa noroeste de Galicia. El proyecto completó un vacío existente en el frente marítimo, colocándose entre un conjunto heterogéneo de edificaciones. La casa se concibe como unos gráciles volúmenes maclados que se posan sobre una sólida base de piedra, y cuyos espacios interiores se orientan hacia el océano. Mientras que la fachada principal exhibe audazmente un gran hueco proyectado sobre el paisaje, la última planta esconde una azotea íntima que sirve como pequeño refugio.