A lo largo de los últimos años hemos observado el estado del entorno construido en la zona de la ría de Arousa, perteneciente a la región conocida como Rías Baixas de Galicia. Esta región tiene una merecida fama por sus alimentos, en especial —aunque no exclusivamente—, por el marisco y el pescado. La ganadería y la agricultura de pequeña escala también han logrado mantener la calidad de otros productos agroalimentarios, como carnes, verduras, leche y huevos. El aislamiento de la región y sus actividades productivas (a menudo consideradas anticuadas) se identifican con esta situación más natural. Además, su economía inestable, en situación de pobreza y aislamiento, pero a la vez con períodos de crecimiento intermitente debido a la relevancia de la industria pesquera, ha expuesto la región a desarrollos urbanísticos y de infraestructuras erráticos y de planificación inadecuada.

Esta incómoda relación entre la belleza del entorno natural y la fealdad del entorno construido se pronunció todavía más durante el boom financiero y el inadecuado desarrollo especulativo que infló el valor del suelo sin tener en consideración ni la estructura física ni la social. El posterior colapso detuvo esta tendencia, pero también dejó un paisaje de edificios abandonados, haciendo patente la falta de planificación y la naturaleza irregular del desarrollo moderno...