La puesta en marcha de un espacio para la celebración de actos ha transformado El Jaral de la Mira, una apacible finca en la sierra madrileña antaño coto de caza de Felipe II. Aunque la mayor parte del predio sigue ocupada por una granja orgánica, el paisajista Álvaro Sampedro ha planteado en su centro un exuberante jardín recreativo organizado en terrazas interconectadas, cuyas trazas de referencia escurialense quedan desdibujadas por la equilibrada espontaneidad con la que se deja crecer los macizos de flores y herbáceas...[+]