La espiral de incertidumbre del urbanismo madrileño —con proyectos polémicos como la Operación Chamartín, la transformación del entorno del Estadio Vicente Calderón, la intervención en Canalejas o la rehabilitación del Edificio España— parece que comienza a disiparse con la selección de la propuesta para regenerar uno de los espacios más emblemáticos pero peor tratados de la ciudad, la plaza de España. Se trata del proyecto ‘Welcome, Mother Nature’, de Porras La Casta arquitectos (Fernando Porras y Arantxa La Casta) y Estudio Guadiana (Lorenzo Fernández-Ordóñez), refrendado por una consulta ciudadana, y que plantea la reordenación de la plaza y la peatonalización de los aledaños para crear una gran tapiz verde que desde Templo de Debod y el Parque del Oeste, por un lado, y la plaza de Oriente, por el otro, convergerá en la plaza de España para prolongarse, potencialmente, hacia la Gran Vía. Es cierto que la premisa conceptual del proyecto resulta dudosa —la idea de que el ‘parque’ es per se más ‘sostenible’ que la ‘plaza’ o la ‘calle’—, y que no deja de haber una contradicción en el hecho de que toda la peatonalización dependa de la costosa ampliación del túnel subterráneo bajo la plaza de Oriente. Pero no es menos cierto que el plan resulta coherente con el objetivo del equipo de Carmena de ceder progresivamente espacio al peatón, validando el proceso a través de consultas ciudadanas; una tendencia que se advierte también en los planes de otras ciudades europeas como Oslo, Copenhague, París o Londres, y respecto a la cual Madrid, en esta ocasión, parece que está resultando pionera.