La Bauhaus sigue siendo un tesoro inagotable. Y un filón que continúan explotando los museos. Es el caso de la Fundación Juan March de Madrid, en cuyo currículum ya hay varias exposiciones sobre los artífices de aquel experimento alemán. A las dedicadas a Kandinsky (tres), a Klee (dos) y más recientemente a Albers, se suma ahora una gran muestra consagrada a Max Bill, que podrá visitarse hasta el 17 de enero de 2016, y que reúne 170 piezas entre lienzos, esculturas, carteles publicitarios, libros, mobiliario y todo tipo de objetos, desde relojes hasta máquinas de escribir. Es la primera gran retrospectiva del artista suizo nacido en 1908 que se realiza en España, y cubre todo el trabajo de Bill como artista y diseñador. Comienza con su formación en la Bauhaus, donde le influyeron maestros como Klee y, sobre todo, Kandinsky, que le imbuyó de sus ideas un tanto esotéricas sobre el sentido espiritual de la creación artística. Esto no fue óbice para que Bill comenzara a interesarse por los mass media y la publicidad, interés que le llevó a diseñar sus primeros carteles y a fundar su propia agencia de diseño. Aunque siempre se considerara arquitecto —una faceta en la que no se centra la exposición madrileña—, Max Bill resultó más influyente en el mundo del arte: sus ideas estéticas sobre la ‘buena forma’, asimiladas al ‘arte concreto’, fueron decisivas tanto para las vanguardias latinoamericanas como para las corrientes europeas de las décadas de 1950 y 1960.