La diócesis de la villa cacereña de Plasencia convocó en el año 2000 un concurso para la remodelación del antiguo Seminario Menor Diocesano —un caserón del siglo XV al cual se habían añadido algunas dependencias en el XIX y que se encontraba en estado casi ruinoso— como casa sacerdotal, lugar de acogida de religiosos jubilados o enfermos y sus acompañantes, donde se concentran los servicios asistenciales. En principio, el proyecto debía facilitar la adaptación de los sacerdotes a una nueva situación: pasar de un entorno rural a uno urbano, de una existencia marcada por la representatividad individual como referente y árbitro social a una vida comunitaria con un reparto de roles menos jerarquizado. Más que con una obra de remodelación al uso, la transformación del caserón se produce mediante pequeñas intervenciones ingeniosas y festivas, que por un lado traen recuerdos sensoriales del campo y por otro invitan a la participación y el uso compartido. Así, en el exterior se encuentran los ‘huertos asignados’ para el cultivo recreativo, las ‘nubes marquesina’ en los huecos que dan al patio, el pavimento de celosía de hormigón que se pliega conformando el talud y el zócalo, o la ‘red de tulipas’ que iluminan la zona de entrada con aire provisional. En el interior, la capilla —a la que se accede lateralmente desde un corredor verde fluorescente— es un espacio transformable que requiere de la intervención de los usuarios para cobrar vida. Así, la sacristía no es una habitación cerrada y opaca, sino una serie de vitrinas- armario de policarbonato accesibles desde el lugar de celebración, el presbiterio es una igualitaria alfombra de césped que se utilizará por turnos, y los ‘bicibancos’ migratorios son asientos fácilmente trasladables por los feligreses. También se han dispuesto otros elementos sobre los que es posible la decisión personal: frente de pajareras para el cuidado de mascotas, cajas de luz para anuncios internos, y un patio pintado con pintura de pizarra como soporte de mensajes escritos con tiza... [+]