El Campus Palmas Altas ocupa un terreno de 42.000 metros cuadrados junto a la ronda de circunvalación de Sevilla, la SE-30, y el barrio de Bellavista. En total son 50.000 metros cuadrados construidos, de los que Abengoa ocupa 30.000; unos 16.000 serán alquilados por otras empresas, y los 4.000 restantes son para servicios comunes. El conjunto consta de siete edificios de entre tres y cuatro plantas, agrupados en dos filas en torno a una plaza central; además cuenta con zonas ajardinadas y 1.300 plazas de aparcamiento subterráneo. Como sede de una empresa líder en energías renovables, el edificio debía ser ambientalmente ejemplar, para lo que se establecieron tres objetivos: minimizar los requerimientos energéticos (limitando las ganancias térmicas solares y reduciendo las cargas de refrigeración, básicamente), controlar el uso de energía para optimizar su eficiencia y minimizar el consumo y, finalmente, utilizar la mayor proporción posible de energías ‘limpias’ procedentes de fuentes renovables.

En cuanto a la forma y la disposición de los edificios, se seleccionó la tipología de bloques compactos con núcleo central unidos por patios internos; los bloques se dan sombra entre sí, permitiendo a la vez la ventilación natural, y los patios permiten la generación de un microclima mediante superficies de agua. El diseño de los edificios permite que la luz natural penetre a través de los lucernarios centrales; en invierno el sol entra directo, con un ángulo bajo; el resto del año la luz es reflejada. La envolvente de la fachada, con lamas para sombrear los interiores, reduce la radiación solar, produciendo un ahorro anual estimado en 220 toneladas equivalentes de dióxido de carbono (TCO2).

En cuanto a las estrategias activas, en un clima cálido como el de Sevilla, la refrigeración es el capítulo de mayor gasto; para seleccionar qué sistema se instalaría se compararon cuatro: fan coils, caudal variable de aire, impulsión por suelo y vigas frías, eligiéndose este último, consistente en tubos de agua fría instalados en el techo que enfrían por inducción. Entre sus ventajas están su escaso consumo de energía, su bajo nivel de ruido y sus bajos costes de mantenimiento y operación. El ahorro anual logrado con las vigas frías se estima en 550 TCO2. La (poca) calefacción necesaria se cubre con radiadores eléctricos alimentados por una planta de trigeneración (cogeneración —un motor genera electricidad y calor— más enfriadora de absorción), cuya eficiencia es de cerca del 80 por ciento. El ahorro energético anual debido a la trigeneración es de unas 575 TCO2. En las pérgolas se instalan paneles fotovoltaicos que a la vez que producen energía sombrean las zonas públicas. Otros dispositivos que contribuyen a la eficiencia energética son los canales solares parabólicos, que generan agua caliente para alimentar la enfriadora de absorción, y un sistema combinado de disco Stirling y baterías de hidrógeno que cubre parte de la iluminación exterior.