Esta casa se ubica en Vinaroz, una localidad turística y costera del Mediterráneo cuyo paisaje arquitectónico está definido fundamentalmente por dos tipos de construcciones: de un lado, los bloques de vivienda en altura; del otro, la ciudad horizontal de edificios bajos que han ido colonizando la superficie destinada antes a los huertos. Frente a este esquema, basado en la ocupación exclusivamente estacional, se propone un modelo de casa habitable a lo largo de todo el año, que se posa con naturalidad sobre el terreno y que adopta un esquema muy flexible en el que las vistas, el clima y las diferentes exigencias de privacidad determinan los acontecimientos domésticos.

Todo ello se produce en una casa de impronta mediterránea, compacta, que se inspira tanto por su geometría como por sus materiales constructivos en los galpones agrícolas y los pequeños talleres que jalonan el paisaje circundante.

Su forma es la de un contenedor escueto, de rasgos industriales, concebido desde premisas modulares y construido con criterios de estandarización. Pintada de blanco para evocar su contexto mediterráneo, la estructura está formada por pies derechos y vigas de acero, así como forjados de chapa colaborante livianos, que se dejan vistos. Esta carcasa se cualifica mediante una envolvente ligera de paneles de policarbonato celular de 500 x 20 milímetros, con acabado blanco o transparente en función de su ubicación, que componen una fachada de doble hoja cuya cámara ventilada de 6 centímetros de espesor cumple funciones bioclimáticas.