En una parcela rural de la isla balear de Formentera se sitúa esta casa, obra dirigida por Marià Castelló y Lorena Ruzafa. Con una superficie construida de 94 metros cuadrados, la intervención está fragmentada en tres volúmenes independientes de color blanco para reducir la escala e integrarse en el paisaje compuesto por campos de trigo y avena, almendros e higueras. De sur a norte, el primer cuerpo alberga un porche, el segundo contiene el programa más público y el tercero, dos dormitorios.

Los materiales cerámicos están presentes en los acabados de cubierta, las bovedillas de tipo mallorquín, las celosías, los revestimientos de fachada, en algunos paramentos verticales que incluyen baldosas vitrificadas de color verde, así como en el cabecero del dormitorio principal y en las baldosas de terracota prensada de los pavimentos.

La mayor parte del mobiliario ha sido diseñado a medida, además de un conjunto de luminarias y piezas especiales, realizadas artesanalmente con encofrados en el estudio de Marià Castelló. Entre las sillas de tradición artesanal mediterránea se incluyen elementos contemporáneos como la mesa y mesitas de la serie D12, que aportan un contrapunto material y cromático al conjunto.

Fotos: Marià Castelló