Este proyecto pertenece a un grupo de propuestas ya realizadas en toda la arquitectura andaluza, urbana, que recoge un gran esfuerzo por conciliar en nuestro tiempo las dificultades heredadas del planeamiento, alineaciones, programas comerciales y economía de medios con un protagonismo digno de la arquitectura en emplazamientos morfológica y urbanamente privilegiados. Para lograrlo, los recursos locales —preexistencias, trama urbana, tradiciones de materiales y ornamento— limitan en gran medida las deseables vinculaciones de la obra a la herencia más reciente del Movimiento Moderno o a los lenguajes aún más próximos —sin decantar— pero atrayentes, de la respuesta a la ciudad en las experiencias más difundidas por la prensa especializada de la última década.

El método de la servidumbre a la imagen sancionada y aceptada por los usuarios de la ciudad —unas veces como mal menor, y otras, hasta con entusiasmo— tan cómodo como inconsecuente con la carga teórica que las nuevas generaciones de profesionales andaluces han recogido de la generalizada polémica sobre la recuperación de la ciudad, es claramente rechazado en este caso para abordar esa conciliación con lo existente por un camino mucho más complejo y sinuoso en cuyo final aparece un resultado edificado comprometido con la reflexión, antes aludida, en el que heroicamente sobresalen los rasgos depurados de identificación local.

Ese complejo camino también recorre los campos de la geometría para poder lograr, como aquí, un concierto simétrico en la planta que hubiese parecido imposible al contemplar el solar sin construcciones.

Las difíciles proporciones de las cuatro plantas más bajas se resuelven gracias a la franqueza de la fachada basada en la utilidad de la tenaza y en su conformación constructiva, así como en los remates visibles, otra vez con audacia y rigor geométrico, en la cubierta...[+]