Torre Sacyr-Vallehermoso, Madrid
Rubio & Álvarez-Sala 

Torre Sacyr-Vallehermoso, Madrid

Rubio & Álvarez-Sala 


Para enriquecer la visión lejana del conjunto de las cuatro torres en el perfil de Madrid es fundamental la claridad del volumen de cada una de ellas. Lo que confiere el carácter a un rascacielos es su verticalidad, por tanto es más importante la esbeltez de proporciones del volumen que la altura. Siguiendo este principio, la torre Sacyr-­­Vallehermoso se fragmenta en tres cuerpos separados por unas fisuras que introducen luz al interior de edificio y crean la ilusión de una agrupación de piezas verticales. Para acentuar su independencia, éstas arrancan y rematan a alturas diferentes, ayudando así a resolver el encuentro con el suelo y la coronación. El arranque de la torre se produce por debajo de la cota cero, de modo que el acceso a los vestíbulos principales del hotel y de las oficinas, situados en fachadas diferentes, se realiza por medio de puentes.

La forma en planta surge del estudio tanto de la mínima resistencia al viento como de la relación óptima entre superficie útil y longitud de fachada. Para su diseño se utiliza una geometría rigurosa de circunferencias tangentes trazadas a partir de un triángulo equilátero. La organización interior se ha visto determinada por la necesidad de alojar habitaciones de hotel y compatibilizar este esquema tan sectorizado con el aspecto diáfano que han de ofrecer las oficinas. En el centro se localiza el núcleo vertical por el que discurren tanto los ascensores como los patios de instalaciones que recorren todo el edificio. Se han previsto plantas técnicas de doble altura que dan servicio a los usos y que separan hotel y oficinas.

Se utiliza una estructura mixta de hormigón y acero, en la que se emplea hormigón H-700 en las plantas inferiores y H-350 en el resto del edificio. El esquema consiste en dos anillos concéntricos de pilares de sección variable —comienzan teniendo una sección circular, pasan a rectangular en las plantas de hotel, para integrarse con mayor facilidad en la tabiquería, y recuperan la sección circular de nuevo en las plantas diáfanas de oficinas— y un núcleo central de hormigón armado de planta en forma de Y, que asume los esfuerzos horizontales. En la primera planta técnica, a la altura de los niveles 4 y 5 sobre rasante, se organiza un desvío de pilares que reduce a la mitad el número de éstos al llegar a las plantas de acceso y aparcamiento y permite, de ese modo, un espacio de entrada al edificio más diáfano. La cimentación, situada a 20 metros de profundidad, se resuelve con una losa de 4 metros de espesor y 45 por 47 metros de superficie. Los primeros 2 metros se postesan mediante un sistema reticular de cables fijados al perímetro.

En las soluciones tradicionales desarrolladas a partir de la década de los años cincuenta en Estados Unidos, e importadas posteriormente a Euro­pa, el plano continuo de fachada se superpone a la estructura del edificio, colgando como una ‘cortina’ por delante de ella. En la torre SyV la fachada se coloca entre los forjados generando una autonomía que permite que cada uno de los niveles se comporte como un sector de incendios independiente mediante la prolongación del forjado en una bandeja de hormigón perimetral que realiza la función, a su vez, de pasarela de mantenimiento y limpieza. De los cantos perimetrales se extiende una piel exterior de vidrio ocupada de uniformar el aspecto general del volumen. Esta piel, abierta y permeable, se conforma a partir de láminas de vidrio dispuestas a modo de escamas. La variación en el ángulo de los paños genera pequeñas distorsiones locales y crean una película de aire turbulento sobre la que se desliza el viento con una fricción mínima. La fachada interior resuelve el cerramiento de los distintos usos y se responsabiliza de la estanqueidad y aislamiento acústico, sin recurrir a los usuales sistemas de muro cortina. La ventilación del espacio entre las dos pieles, el control de la radiación directa y la sombra de los voladizos evitan ganancias térmicas y favorecen el acondicionamiento interior.

La piel exterior desaparece en las zonas bajas del edificio para hacer visible la interior, que surge a partir de una oquedad de piedra negra tallada en la plaza y en la que se encuentran los patios que dan iluminación y ventilación a los usos situados bajo rasante... [+]


Obra

Torre Sacyr-Vallehermoso.

Cliente

Testa Inmuebles en Renta.

Arquitecto

Carlos Rubio y Enrique Álvarez-Sala.

Colaboradores

Juan José Mateos (responsable proyecto); Enrique Encabo (coordinador); J. Galbis, J. Sánchez, T. Renner, D. Goodman, V. Orive, C. Pérez, I. Benito, H. Montero, A. Martín, G. Hombravella; M. A. Navarro, S. Becerra, R. Saldias, L. Masiá, J. Cortés, I. Gómez, E. Verdú, P. García, J. L. Remesal, M. Villamor, V. Andelic, R. Béjar, M. Álvarez, B. Rubio, P. Valiente, V. Arenas, T. Fonseca, C. Aybar, M. Martínez, I. Sánchez, E. Ontiveros, M. Conde, S. Paz, M. LLorens, A. Cruz, M. García, I. Díaz-Mauriño, M. Perales, E. Cornejo, M. Fernández-Muro, L. Ehrlich, R. Molina Vera, E. Lara; Jesús Fernández (aparejador).

Consultores

MC2 (estructura); Aguilera, Úrculo (instalaciones).

Contratista

Sacyr.

Fotos

Miguel de Guzmán; Mark Bentley; Roland Halbe.