Con el objetivo de incluir Sevilla en el circuito de los grandes cruceros, se ha construido una nueva terminal de carácter flexible, multiusos, ampliable y fácilmente removible. Para ello, la Autoridad Portuaria planteó recurrir a una solución prefabricada de contenedores de transporte marítimo, habida cuenta de que los trabajos in situ sólo podían durar quince días, el tiempo máximo comprendido entre el atraque de dos cruceros. La construcción modular permitiría el trabajo en taller, aseguraría la precisión en la puesta en obra y garantizaría el cumplimiento de los exiguos plazos de ejecución.

Con estas premisas se ha desarrollado un proyecto de reciclaje que, teniendo en cuenta el clima sevillano, ha estado determinado por criterios de sostenibilidad. Los contenedores de alta capacidad o high cube se disponen en paralelo, alternándose con contenedores estándar que quedan conectados a ellos mediante aberturas en la chapa lateral que no comprometen la estabilidad de la estructura de cada módulo. Esta disposición genera dobles alturas iluminadas cenitalmente con lucernarios que miran al norte para evitar el recalentamiento, una medida que se complementa con el efecto de la ventilación natural cruzada y con el empleo de pintura blanca al exterior, que permite reducir por reflexión hasta en un 90% las cargas térmicas producidas por la radiación solar.