El centro de investigación contra el cáncer, situado en el distrito de Zuidas en Amsterdam, debía renovar sus instalaciones. Para no interrumpir la actividad durante el proceso, se planificó la construcción de un edificio temporal a partir de módulos prefabricados en el límite norte de la misma manzana. El estrecho emplazamiento, junto a la autopista A19, exigía un volumen en altura que salvase, además, un pequeño curso de agua en el borde de la parcela.

El proyecto, que se completó en tan sólo un año, se concibe como un conjunto de contenedores apilados. Los cinco niveles de cajas que contienen los laboratorios se apoyan sobre una estructura de pilotes que libera el nivel inferior del edificio, permitiendo el acceso desde abajo. En lugar de situarse en una posición anexa, los núcleos de comunicación se incluyen dentro del prisma para enfatizar la imagen de compacidad. A este efecto también contribuye el tratamiento de la cubierta que se cierra mediante la misma chapa metálica para ocultar los aparatos de instalaciones. El color juega un papel fundamental en el proyecto, ya que aumenta la visibilidad del edificio desde la autopista. Además, los contenedores pintados en tonalidades rojas dibujan las siglas CCA a gran escala, lo que permite identificar el centro desde lejos.